Algo de cierto tendría tal afirmación porque el estilo de Martin no es para todo el mundo. Es un humor directo, sarcástico, burlista y nunca faltará aquel que se sienta ofendido por el tema de sus chistes. Nada de sorprendente debería tener todo esto, considerando que la cualidad más común en los tipos formados en la escuela de filosofía es precisamente el estilo particular de una clase de humor que no podrá ser del agrado de todo el mundo y que bien podrá generar la risa o la ofensa aunque nunca la indiferencia.
Es el sabor que me ha quedado luego de pasar la última página de “Born Standing Up. A comic life”. Una autobiografía fresca, sincera y amena en la que Steve revela sus más profundos temores y angustias comenzando por aquellos lejanos días en la tienda de Disneylandia de su natal California, donde fungía como mago de turno, preámbulo de los días más felices que aún estaban por venir, pasando por su irrupción en el mundo del espectaculo en esa escuela de la comedia que en su momento de más brillo fue Saturday Night Live.
Aunque el libro se limita a la época de sus inicios cuando hacía stand-up comedy, no hay que menospreciarlo en lo absoluto. Al contrario, en ciertos pasajes la narración se lee más como un autoanálisis que como una biografía en la que Steve nos ofrece una serie de consejos en relaciones familiares, persistencia, y en estudio de la comedia finalizando su narración con el momento previo a su abandono del stand-up y su incursión en el mundo del cine, dejandonos prácticamente con la miel en los labios.
A este nivel no cabrá la menor duda de que Steve es un excelente escritor y que la lectura de su libro merecerá, la verdad sea dicha, ser revisitada por su carácter relajante, cándido e inconfundible tono particular.
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