Thursday, March 1, 2007

Salmo 91

"Tú que habitas al amparo del Altísimo, a la sombra del Todopoderoso dile al Señor: ¨Mi amparo, mi refugio; en tí mi Dios yo pongo mi confianza¨.

El te librará del lazo del cazador que busca destruirte, te cubrirá con sus alas y será su plumaje tu refugio.

No temerás los miedos de la noche ni la flecha disparada de día ni la peste que avanza en las tinieblas ni la plaga que azota a pleno sol.

Aunque caigan mil hombres a tu lado y diez mil a tu diestra tú permaneces fuera de peligro, su lealtad te escuda y te protege.

No podrá la desgracia dominarte ni la plaga acercarse a tu morada pues ha dado a sus ángeles la orden de protegerte en todos tus caminos.

¨Pues a mí se acogió, lo libraré, lo protegeré, pues mi Nombre conoció".

Me llamará y yo le responderé, estaré con él en la desgracia, lo salvaré y lo enalteceré, lo saciaré de días numerosos y haré que pueda ver mi salvación."

Monday, February 26, 2007

Yaris

De todas las persecuciones automovilísticas que he visto en la historia del celuloide y de la TV hay dos que prevalecen en mi memoria. La primera es la que abre un episodio de la serie "Remington Steele"-el nombre del episodio, lamentablemente, no lo recuerdo, pero estimo que debe haber sido alrededor de la cuarta o quinta temporada (1985-86). La segunda es la que tiene lugar en el filme "To live and to die in LA" de William Friedkin, tambien realizada en los años ochenta.

Un loco al volante. La chola metida hasta el fondo. Un carro que corta el viento y que esquiva cuanta verga se atraviesa. Y, más atrás, el otro loco -porque siempre vienen en pares- que le persigue muy cerca pero que ni aún así logra alcanzarle.

No hay duda de que en ambos casos la efectividad de esas escenas se debía en gran parte no tanto a su espectacularidad como a su aporte a la trama. Eran los años ochenta, una época en la que los escritores entendían que la persecuciones debían ser consecuencias derivadas de una escalada del conflicto y no un truco barato añadido por el simple gusto de captar momentáneamente la atención de las masas.

Es la reflexión que me ha venido a la mente luego de ver este comercial donde la Toyota demuestra una vez más que no sólo concibe los autos más seguros y funcionales del mercado sino que también presenta sus productos con campañas mediáticas muy bien conceptualizadas.

Agárrense duro porque estos japoneses se metieron su buen puñal de cultura occidental...

 

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